Comunicado
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Chamas empoderadas por vidas libres de violencia (Kamila, 14 años)

Kamila, 14 años, activista adolescente migrante. Miembro de la Colectiva Atenisa y el consejo consultivo de niñas y adolescentes de la asociación Quinta Ola.

“En primer año, un compañero en clase tocó mis piernas "accidentalmente” cuando yo sabía que uno de sus amigos había dicho que me tocara de broma ya que era una chica con piernas bonitas. Grité a decirle al profesor que estaba a cargo porque no podía siquiera moverme de mi lugar. Empecé a temblar,  me sentía horrible hasta el punto de llorar por sentirme ‘tan sucia.’ Solo tenía 13” – adolescente venezolana, 15 años 

Lastimosamente este no es un caso aislado.

En el 2021, mi colectiva Atenisa, enfocada en visibilizar la hipersexualización que vivimos las niñas y adolescentes venezolanas en Perú hizo una encuesta  con la idea de obtener datos e información sistematizada sobre las formas de violencia que vivimos las niñas y adolescentes venezolanas. En la encuesta “Hipersexualización de niñas y adolescentes venezolanas en el Perú” participaron 35 adolescentes, de las cuales todas habían vivido acoso y la mayoría algún tipo de violencia sexual, basado en estereotipos hipersexualizados sobre nosotras. 

Conozco por testimonios de mis compañeras, amigas, encuestadas y por lo que veo en mi comunidad, que los lugares donde más sufrimos estos tipos de violencia  son el colegio, el trabajo y el transporte público. La mayoría siente miedo y no tiene apoyo para denunciar. Lo peor de todo es que nos sentimos culpables de esta situación.

Me siento indignada, somos adolescentes y jóvenes que tenemos el derecho a vivir una vida tranquila y sin violencia. ¡Esto no puede seguir así! Queremos sentirnos seguras en nuestras escuelas, trabajos y en la calle, pero estas situaciones solo nos hacen sentir miedo, asco e incluso culpa. Las niñas, adolescentes y jóvenes que han sufrido violencia sexual requieren de atención urgente, redes de denuncias accesibles y apoyo psicológico seguro y gratuito, por eso me encuentro aquí exponiendo las situaciones que más de una vez nos han afectado.

Aún hay muchos cambios por hacer y necesitamos del apoyo de todas y todos. Iniciando por los colegios, donde es indispensable que se garantice una convivencia libre de violencia y xenofobia. En los colegios nos deben enseñar a respetarnos entre todas y todos, y a luchar y defender nuestros derechos como adolescentes y jóvenes. Profesores y profesoras deben empoderarnos para construir una sociedad segura y sin violencia para todas y todos.

Una oportunidad para esto es el programa “Chamas en acción: por una sociedad sin violencia” organizado por Quinta Ola y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con el apoyo de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del gobierno de Estados Unidos Yo participé en la primera promoción de Chamas en Acción, que se enfocó en empoderarnos para construir comunidades libres de discriminación y xenofobia. Este año el programa está orientado a que nosotras como adolescentes migrantes nos empoderemos para prevenir, identificar y denunciar los diversos tipos de violencia física, sexual y psicológica que vivimos, y aprendamos a defender nuestro derecho a vidas libres de violencia. 

Además, somos parte de la campaña “Chamas en Acción: Por una sociedad sin violencia #ConstruyámoslaJuntas", porque creemos que  unidas, adolescentes y jóvenes venezolanas y peruanas, podemos luchar contra la violencia y la discriminación, y construir una sociedad más justa, igualitaria, en donde podamos sentirnos seguras al caminar en la calle, al ir a la escuela. En estos días estaremos haciendo muchas actividades para que escuchen nuestras voces, desde nuestras experiencias de vida particulares como adolescentes y jóvenes migrantes y refugiadas, con el apoyo de nuestras compañeras peruanas, o como les decimos en el programa “Chamas Hermanas”. Así es que invito a todas, todos, todes a seguir las redes de Chamas en Acción, para enterarse de lo que viene.

Somos el presente y el futuro de nuestra sociedad. Sé que como yo y mis colegas activistas, hay muchas adolescentes y jóvenes allá afuera que quieren cambiar el mundo y este es el momento de actuar. Hay que levantar la voz y luchar por hacer de este mundo un lugar seguro para nosotras y para todas.